En sesión celebrada el 26 de Abril de 1820, siendo alcalde de Avilés Don Antonio Corona Valdés, se pidió al gobernador autorización para demoler las murallas de la villa, la Torre del reloj y el Torreón de San Juan de Nieva, en la barra de Avilés, de los que eran propietarios perpetuos los descendientes de Don Martín Menéndez de Avilés, cuarto poseedor del título de adelantado de la Florida, por Real cédula de 24 de Abril de 1641, confirmada en la familia el año de 1644.
La histórica Torre del reloj, compuesta de cinco puertas, que flanqueaba una de las puertas de la población, y que en distintas ocasiones había servido de prisión a los reos políticos, fue destruida, conforme a los solicitados, como descendiente y heredera de Don Gabriel Menéndez de Avilés.
El reloj había sido puesto por el municipio el año 1715, previa autorización de Doña María Catalina Menéndez de Avilés, poseedora del señorío y de los Mayorazgos de la Casa de Avilés.
Alrededor de la campana del reloj se leía la siguiente inscripción: "Gilguero soy, que a la jaula subo sin temor y miedo y creo que mi voz dará cumplimiento al pueblo".
Con los materiales de la torre y de las murallas se construyó la actual carcel, y algunos años despues, se colocaban sobre la majestuosa casa municipal el elegante ático donde luce su esfera el reloj, y se construía la torre trasera en donde se hallan enjauladas las campanas, obra que ha sido donada por Don Benito Maqua, a condición de recibir del municipio una paja permanente de agua para su casa de la Calle de la Camara.
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